USA para tontos

Probablemente Estados Unidos es el país del que se tiene más información alrededor del mundo y del que hay más mitos circulando. Normalmente, la gente se hace una idea basada en estereotipos Hollywoodienses. Siguiendo la entrada anterior, voy a dejar unas pequeñas reflexiones para continuar alimentando esa imagen. No obstante, cabe decir, que hay una gran diferencia entre las grandes ciudades y las zonas rurales (que son muchísimas). Diferencias que se observan en el estilo de vida, la comida, la forma de pensar o el conocimiento del “exterior”.

Los americanos son amantes de la comida rápida. Sí, es muy común. Las ciudades están llenas de cadenas de comida rápida. Aludiendo a Félix Rodríguez de la Fuente diría que una ardilla podría cruzar el país de McDonald’s en McDonald’s sin tocar el suelo. Si bien es cierto que las cadenas de comida rápida abundan, no son la opción favorita de todo el mundo. En las ciudades suele haber más opciones y en los suburbios es muy corriente encontrar centros donde se agrupan estos sitios de comida junto con tiendas de todo tipo.

Frutas y verduras. Otro mito extendido. Sí que hay verduras y frutas. La calidad varía enormemente en función del precio. Y contra todo pronóstico, los americanos no se alimentan de hamburguesas únicamente: saben cocinar. Es cierto que la comida americana es diferente de a la española, y hay menos variedad de sabores, pero me temo que pueden cocinar. Aunque muchas veces se les vaya la mano con la mantequilla o el azúcar. Otro aspecto “entrañable” es la manera con la que cocinan alimentos ajenos a su dieta diaria: he visto a amigos míos friendo un fuet (traído de España) para desayunar mientras yo dejaba escapar dos tímidas lágrimas.

Cuestión de paletos. Muchos tenemos en mente la imagen típica del cateto medio americano que no sabe situar Alemania en un mapa. A pesar de los chistes que se pueden hacer al respecto, y a pesar de las carencias del sistema educativo americano, ese perfil no es el más representativo de los americanos. El cazurro estándar es una realidad, pero supongo que cuando se hacen ese tipo de encuestas en España sucede lo mismo. Porque, siendo honesto, vengo de un país donde la estrella de moda no es capaz de situar España en un mapamundi.

¡Gordos! Sinceramente, en las ciudades no se ven todos los obesos que podría imaginar. Pero es cierto que es común ver gente gorda, y no ya eso, sino gente mórbida. En este caso, la estampa futurista de Wall-e donde la gente se transporta en monopatines que llevan incorporado la bebida, existe. Es fácil ver mega-gordos en carritos motorizados tomando Coca-Cola de vainilla mientras hacen la compra. Impactante. He de decir que, por otro lado, también hay mucha gente haciendo deporte para compensarlo.

Vuelos baratos. Creo que es lo que la gente más me repitió antes de mudarme a Estados Unidos: “aprovecha para viajar porque creo que los vuelos internos son muy baratos”. Error. Los vuelos no solo no son baratos, sino que en muchos casos son ofensivamente caros. Barato es cruzar Europa por 50 euros. Aquí, el precio medio no suele bajar de los 300 dólares y aunque se encuentran chollos, no es lo más común.

Salvadores del mundo. Si algo nos enseña el cine americano y las estrellas que lo exportan es que el mundo es un lugar mejor gracias a Estados Unidos. Este tipo de demagogia no está extendida por toda la sociedad. Normalmente, esa imagen de salvadores es una idea retrograda y limitada. Me temo que cuando USA se mete en conflictos internacionales, no responde a la necesidad de salvación del prójimo si no a intereses económicos y de seguridad propia. Supongo que como la mayoría de los países, solo que en este caso a mayor escala. (enlace a red social quejándose de España)

Políticos. Sí señores, Trump existe. No es un invento de los medios de comunicación. Y lo que es peor. Tiene mucha gente que le apoya. USA cuenta con algunos de los mejores y más carismáticos políticos que hay hoy en día, pero también cuenta con engendros de político que tienen demasiada voz. Quiero pensar que esta versión americana de Putin no tendrá cabida en la política americana mucho más tiempo.

¡Dispara! Las armas son una realidad. USA  cuenta con los niveles más altos del mundo de asesinatos por armas de fuego, esto unido a que no existe un sistema sanitario público que se encargue de los locos y depresivos, forma un cocktail explosivo que se traduce en matanzas todos los años. Gran parte de la sociedad se opone a la legalización de las armas, pero hoy por hoy, el lobby de las armas es mucho más fuerte que la voluntad de la sociedad.  No obstante, ellos lo saben y es un debate permanente en la sociedad.

La ropa. Un tema importante. Hay grandes diferencias entre áreas cosmopolitas y el resto, pero por si algo se caracterizan los americanos, es por ser los reyes de la comodidad. Es normal ver gente con ropa holgada: del tipo chinos y deportivas. Sinceramente, lo de las chanclas con calcetines no lo termino de entender pero lo he visto y sí: es un conjunto de fondo de armario muy común.

Para ahondar más en asuntos americanos, recomiendo al experto por excelencia de mayor reconocimiento de España: Goyo Jiménez.

La ciénaga de Washington

Hace ya unos meses tuve la oportunidad de venir a trabajar a Washington. Cuando al principio lo contaba, la gente empezó a felicitarme por la decisión tomada. No obstante, empecé a preocuparme cuando algunos me decían entre risas los motes que tenía la ciudad: creo que el único que recuerdo ahora es “Washington, la ciudad de los feos”. De manera general, la ciudad es un sitio muy cómodo para vivir y todo el mundo es excesivamente agradable. Con el tiempo te das cuenta de por qué, a pesar de eso, la ciudad aburre más que Teruel. En agosto. A las 4 de la tarde.SONY DSC

Washington se construyó hace poco más de 200 años, después de un estudio concienciado y una decisión bien meditada: por eso, decidieron ubicarla dentro de una ciénaga. A partir de ahí, la pequeña zona urbana creció de manera homogénea en varias direcciones y parece ser que en los últimos años está viviendo una revolución que está dinamizando la ciudad, aunque yo todavía no lo consigo ver. La ciudad sufre de varios males, al margen del calor húmedo del verano, las nevadas repetitivas del invierno y las lluvias torrenciales en cualquier época del año. Es una ciudad con un número elevado de embajadas y organismos internacionales y eso hace que tenga cierto tufo a funcionario: horarios similares, estilos de vida organizados y vidas monótonas. A primera vista parece un gran pueblo, donde se repiten calles y calles, todas monísimas y todas iguales. Cuando la conoces un poco más, compruebas que tiene calidad de vida pero que carece de lo que Austin Powers llamaría mojo.

La gente siempre habla de lo mismo: el trabajo y lo que mola la propia ciudad (lo cual no entiendo). En muchos casos las conversaciones se reducen a 3 frases y un “have a nice day”. Y es que la ciudad no carece de actividad, pero la que tiene es monótona y repetitiva. Le falta alma e historia. Quizás sea un problema de los habitantes, porque estamos hablando de gente que para ligar en los bares se da la tarjeta de negocios. Tal es así, que un amigo mío en una noche de borrachera, empezó a gritar a los presentes: “más bailar, menos networking”.

La fiesta está hecha para empollones, de hecho, tengo la teoría de que si disfrutas de la fiesta en Washington es que eres o has sido empollón. Las zonas de ambiente se reducen a 3 o 4 calles: la calle 14 con la U, que es como el extrarradio de Madrid; Adams Morgan, que tiene un punto más Benidorm; y la calle H, donde el ambiente es un poco más alternativo, pero siempre dentro de los estándares de Washington, claro. La mayoría de los bares son similares, y por norma general ponen la música alta pero nadie baila: esto hace que las conversaciones se conviertan en un cruce de gritos entre colegas. La alternativa son las fiestas en casas, donde lo más emocionante que puede pasar es que alguien derrame una cerveza, porque la gente no baila y se deja llevar, si no que toman algo mientras charlan sosegadamente. Disfrutando a tope.

De manera general hay dos tipos de trabajadores: gente más o menos joven que van perfectamente conjuntados y perfectamente despeinados, los cuales comúnmente combinan los cordones de los zapatos con el color de las corbatas (los más arriesgados, en un acto de creatividad, los combinan con la suelas de los zapatos). Y por otro lado, están los reyes del estilo: gente con el físico un poco más deteriorado y que visten trajes dos tallas más grandes con estilo ochentero como sacados de un videoclip de Modern Talking. Estos últimos suelen ser americanos intentando ir elegantes.  Claro que yo hubiese esperado algo incluso peor, viniendo de gente que para ir cómodos se ponen chanclas con calcetines de deporte.

Creo que todo este cúmulo de cosas hace que la ciudad sea el sitio ideal para gente madura con hijos y que busca una vida muy tranquila. He de reconocer que la ciudad no me da el asco que me producía al principio, pero todavía estoy aprendiendo a quererla.